Junto a las familias culminaron los festejos por los 125 años del Colegio
Un año intenso, colmado de festejos por los 125 años de vida del colegio, llegaron a su punto más alto con la Celebración de Cierre que se realizó el día sábado 15 de noviembre y contó con la masiva presencia de la gran familia del colegio que, además, festejó su día.
Desde hace 125 años el Colegio Sagrado Corazón de Jesús en Tucumán es prueba irrefutable del sueño de Madre Catalina, fundadora de la institución. “Su sueño: llevar al Corazón de Jesús a todos los tiempos y a todas las tierras… y aquí estamos, desde hace 125 años: caminando, amando y reparando. Esta es la noche de los gracias, una noche para celebrar ese sueño compartido con tus hijas, las Esclavas, que hicieron posible la continuidad de este visión en la provincia”, se escuchó en la apertura de una noche mágica que derramó destellos de ese sueño dorado y bendiciones a todos los presentes.
El evento fue en el patio central del colegio y la apertura del mismo estuvo a cargo de la Madre Marita quien se refirió con cálidas palabras a todos los presentes destacando la profunda gratitud de todas las hermanas por el trabajo, compromiso y presencia de tantas personas. Fue central, la bendición realizada por el Padre Hernán Alvarado, capellán del Colegio, a todas las familias que son expresión primera y fundamental de la naturaleza social del hombre, y el descubrimiento de una placa recordatoria con el objetivo de dejar constancia de estos hechos en el futuro.
Durante la noche hubo una sucesión de reconocimientos: a los Presidentes de la UPF por su sostenida e incansable tarea, a los integrantes de Siloé, por trabajar a diario por la unión de la familia, a los padres de la Catequesis Familiar por su inmensa labor evangelizadora. Durante toda la noche se pudieron disfrutar de un ininterrumpido despliegue de espectáculos que fueron presentados por las alumnas de todos los niveles quienes, desde el plato principal hasta el postre, sumaron su frescura y alegría animando a los presentes a vivir un permanente clima de celebración. La postales que la noche regaló mostraron una comunidad viva en cuyo centro están la familia, el amor al Sagrado Corazón de Jesús y servicio a los hermanos.