Vía Crucis de las fronteras
“Reviviendo esta semana la pasión y muerte de Cristo nos volcamos a mirarle a él, a los ojos, a mirarlo en la cruz…No olvidemos que mirar un rostro de frente y a los ojos es de lo más difícil para los humanos, siempre el rostro del otro es inquietante, puede turbar y descolocarnos porque el rostro remite al misterio de “lo otro”. Esta mirada, es también la invitación que Madre Catalina nos hace para este período: fijar la mirada en el “otro” y en “lo otro” situado en las fronteras: tanto físicas como psicológicas, en donde habita la presencia de Cristo pero muchas veces la hallamos escondida y no somos capaces de ver la divinidad. Hacia esas fronteras es donde se nos invita a reconocerlas y ver signos de vida. Donde pareciera existir desconcierto, temor, degradación, fracaso estamos llamados a ir, descubrir y anunciar que hay vida, que hay presencia de Dios, que Jesús vive en todo, aun en las profundidades de nuestra realidad”, fueron las palabras con la que inició el ritual en el Nivel Primario. En cada estación del Vía Crucis se hizo referencia especial a distintas situaciones de frontera existentes en nuestra actualidad. El objetivo no solo fue reconocerlas sino también pedir especialmente por quienes en ella se encuentren y al mismo tiempo impulsar a cada uno de los presentes a perder los temores propios y salir al encuentro del otro para ir para amar y reparar, Haciendo a Jesús presente en cada una de esas circunstancias.