La historia de nuestra institución comienza por los años 1820 con una mujer de temple capaz de superar cualquier obstáculo que se interpusiera a sus aspiraciones, María Loreto Valladares, hija de Juan Valladares y Melchora Araoz, gastó toda su fortuna en la compra y edificación de la propiedad “que había pertenecido al patriota y benemérito general Gregorio Aráoz y Lamadrid, héroe de nuestra independencia, para fundar una casa en la que se diese gloria a Dios y se salvasen almas por medio de los santos ejercicios. Así en 1839, junto con su hermana Eustaquia, fundó en las afueras de Tucumán, en la esquina Lavalle y Alberdi una casa de ejercicios espirituales, la “Casa de Jesús”. Funcionó también como escuela de niñas. Ampliaron el edificio y fundaron una comunidad llamada “Las Carmelitas”. En 1879, falleció doña Loreto y la institución empezó a decaer. Murieron las integrantes del elenco fundador y las otras iban envejeciendo. En 1889, el vicario capitular, Pablo Padilla y Bárcena, temeroso de que la comunidad se desnaturalizara (o que se disolviese y todo pasara al Estado), propuso incorporarlas a otra congregación.
Es así que algunas de sus seguidoras se incorporan a la naciente Congregación que tenían los mismos ideales de María Loreto, conocidas como Instituto Hermanas Esclavas de Corazón de Jesús, fundadas en 1872 en la ciudad de Córdoba por Catalina de María Rodríguez, mujer audaz de gran vocación religiosa y espíritu de servicio y amor al prójimo.
Un 15 de noviembre llegan las primeras Esclavas a San Miguel de Tucumán acompañadas por el padre David Luque. Esta fundación es la sexta de la congregación creada por Madre Catalina. Las contrariedades e incomodidades acompañaron a estas hermanas, quienes lejos de desalentarse fueron capaces de sortear los momentos difíciles hasta que en marzo de 1891 “se abrieron las puertas del Colegio Sagrado Corazón… con 8 alumnas internas y 100 externas”.